MONTERREY -- Ana Ivanovic sonríe, y se apodera de tu mirada. La
serbia gana 6-0 y 6-0 en su debut en el Abierto de Monterrey, y se queda
con tus aplausos. Y ya en la conferencia de prensa, hace su máximo
esfuerzo para hablar en español y lo logra, y entonces no queda otra que
aceptar que ella es una estrella casi perfecta. Solo le falta seguir
ganando aquí en la capital regia, para que ya nadie más pueda librarse
de sus encantos.
Ivanovic no es la tenista mejor rankeada en el torneo. Por encima de
ella aparecen la alemana Angelique Kerber (6 del mundo, y quien venció
por 6-3 6-3 a la estadounidense Samantha Crawford), la francesa Marion
Bartoli (que hoy quedó eliminada) y la rusa Maria Kirilenko, otro sex
symbol del WTA Tour. Pero la más seguida y perseguida por niños, jóvenes
y adultos es la serbia.
Lejos. Fácil.
"¿Cómo aprendí a hablar español? En mi país solía ver telenovelas. Me
acuerdo de dos: Kassandra y Esmeralda. Soy autodidacta, y así fui
aprendiendo el sonido de las palabras. Me gusta mucho el idioma, y me
gustaría poder hablarlo mucho mejor" contó Ivanovic en la conferencia de
prensa post victoria. Lo hizo en inglés. Pero después cambió al
castellano para hablar de lo bien que la han recibido aquí en tierras
regias. Y hasta comparó las tradiciones serbias con las mexicanas.
"Lo que tenemos en común es que nos gusta disfrutar de las cosas. La
gente aquí es relajada. Tienen linda música, linda comida, todo es
similar a como nosotros somos en Serbia. Yo lo siento así", explicó Ana,
quien ya tiene su lugar ganado en la historia del tenis: su título en
Roland Garros 2008 y su ascenso al número uno del ranking mundial la
ponen en un exclusivo grupo a las que pocas pertenecen.
El "star-power" que emana Ivanovic trasciende el 17º puesto del
ranking mundial que actualmente ocupa. Tampoco se basa únicamente en su
juego muchas veces lineal y explosivo, y en otras ocasiones errático
hasta la exasperación. Y no se trata siquiera de una cuestión de
belleza. Allí vale la comparación con Kirilenko: mientras la
imperturbable Maria tiene una mirada amenazante, intimida con su estampa
dentro del court, y fuera de la cancha dice que le gustan "los hombres
duros" como su prometido, la estrella del hockey sobre hielo Alex
Ovechkin, Ana es lo opuesto. Invita con sus gestos. Atrae con su
actitud. Y aquí en Monterrey ha respondido a cada muestra de cariño con
un autógrafo o una foto.
Si Kirilenko es Cruela, Ivanovic es Bambi.
"No sé cómo explicar lo que me pasa con la gente, que me muestra su
afecto. Yo juego al tenis. Este es mi trabajo. Me gusta hacer otras
cosas. Pero también soy una persona normal, que disfruta estar en pijama
en su casa", explica Ana, antes de terminar la conferencia. Luego, se
prestará a grabar cuatro, cinco y seis veces un promo en cámara, que
servirá para invitar a la gente a ver el torneo.
Encanto. Magia. Eso es lo que tiene.
Hoy no le tocó cerrar la jornada en el court central del Abierto. El
honor le correspondió a Kerber. A las 11:13pm, cuando la alemana selló
su victoria, el estadio ya estaba medio vacío. Este miércoles, cuando
sea Ana Ivanovic la estrella del partido nocturno, las tribunas estarán a
reventar. Y el aliento irá seguramente para un solo lado: el de la
chica que habla castellano, sonríe a cada paso, juega muy bien al tenis y
ya ha conquistado a Monterrey
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