El extraño mundo de Marinko Matosevic
Continuando
su racha maldita en Grand Slams, el australiano sumó su 12ª derrota en igual
número de partidos. Y tampoco pasó del debut en dobles. Pero su bronca no se
quedó en esas estadísticas. El nacido en Bosnia y Herzegovina mostró una
curiosa predisposición para enfadarse por prácticamente todo.
Primero,
con el umpire, que le quitó un punto por repetida violación de tiempo: "Ya
el warning estuvo mal, pero esto fue algo insólito. Nishikori se fue a
refrescar, entonces yo también. Al volver, me dicen que tengo un punto de
penalidad. ¿Dónde se vio eso?".
Luego,
volvió a enojarse con el hecho de que le gritaran 'Mad Dog', una controversia
casi inverosímil pero que ya había vivido en Sídney la última semana. Esta vez,
incluso, llegó a pedirle al juez que intecerdiera ante el público, para que
dejaran de llamarlo así. "Es un apodo estúpido y no tiene nada que ver
conmigo. Algún idiota lo puso en Wikipedia", insistiría.
Y
hubo más: "Esperaba tener más apoyo verbal de mi entrenador. Algunos
jugadores lo necesitan, otros no. A mí me gusta que me alienten. Si mi coach se
va a quedar ahí sentado, aplaudiendo los puntos, yo quiero escucharlo".
Sobre
el final, le reconocieron el esfuerzo en cancha y le marcaron que, pese a los
duros rivales que le han tocado en los últimos Majors, se está acercando a su
primera victoria de Grand Slam. Pero Matosevic ya estaba más allá de todo:
"No me importa una mier**, hermano, ¿qué quieres que te diga?".
40°
en primera persona y la loca del calor
Un
ball boy desmayado, un techo que se cierra, Snoopy, el padecimiento de
Sharapova, la arenga de Federer, el mal recuerdo de Djokovic. El calor dio para
todo en los primeros días de Australia. Pero fue tal la atención que concentró
en Melbourne Park que hasta hubo pequeños episodios que quedaron al margen.
Como
el experimento de Caroline Wozniacki, que dejó una botella de agua al sol y en
un cambio de lado observó que el plástico estaba empezando a derretirse.
"Pero así es Australia", retrató la danesa, que recordó haber
experimentado "50 grados a la sombra" en Sídney 2013. "Estamos
vivas y eso es lo que importa", había dicho Jelena Jankovic en aquel
torneo, tras un duelo con Roberta Vinci.
Otra
que tocó el tema con cierto humor fue la actual campeona, Victoria Azarenka:
"Normalmente esperas algún viento fresco, de donde sea. Pero acá todo era
aire caliente. Y el piso quemaba, me sentía jugando sobre dos sartenes".
Para Agnieszka Radwanska, los 40° eran buena referencia para saber quién venía
de jugar. ¿Síntomas? "La cara completamente roja y algunas chicas que no
podían ni hablar".
Pero
donde otras sufrieron, ella prevaleció: Casey Dellacqua. "Me encanta este
clima. Le hace bien a mi cuerpo y se adapta perfectamente a mi juego. Sabía que
debía volverlo a mi favor cuando veía a mis rivales padeciéndolo. Ojalá pudiera
hacer algunos grados más la próxima semana", decía la australiana cuando
todavía estaba con vida en el torneo. La repregunta, lógica: "¿Más calor?
¿Estás loca?". "Crecí con estas temperaturas, en Perth todos los
veranos son así. Debo haber tenido suerte en aclimatarme tanto, pero cualquiera
que pasa unos meses aquí se acostumbra".
Roger,
el admirador risueño
Ha
sido una gran semana para Federer en Melbourne. Partidos rápidos, sin sets en
el camino y pasajes de muy alto nivel. Por eso, el buen humor acompañó cada una
de sus intervenciones. Incluso cuando decidió subirse a las polémicas por la
superficie o el clima tuvo guiños con los periodistas. Y la escena fue
constante. Por caso, cuando le trasladaron una particular consulta repetida a
distintas figuras: "¿Qué es lo que más te gusta de ser vos?".
"Bueno, digamos que los check-in en los aeropuertos, armar las valijas y
jugar con 42°".
También
tuvo una rápida salida cuando le destacaron su movilidad en el duelo de segunda
ronda con Blaz Kavcic: "Gracias por el cumplido. Al fin recibo uno. Había
pasado mucho tiempo...". Aunque el mejor paso de comedia se dio tras su
triunfo sobre Teymuraz Gabashvili, en tercera. Allí apareció Jim Courier, en su
rol de periodista para la televisión australiana, y se produjo el siguiente
diálogo:
-¿Cómo
surgió la idea de trabajar con Edberg?
-No
lo sé, la verdad. Pensé que podía ser interesante sumar a alguien que me
resultara inspirador y Stefan era la persona a quien más admiraba de chico,
junto con Pete, Boris...
-Estoy
aquí mismo, amigo, justo enfrente tuyo.
-Es
que vos fuiste el que lo sacó, por eso yo no te quería...
Efectivamente,
sus dos títulos en Australia Courier los logró venciendo a Edberg en la final.
Y Roger lo recordó con sutileza. Ya en conferencia, el suizo siguió ofreciendo
muestras de su predilección por el sueco, aunque tomó distancia del
"proceso de seducción (tenística)" que Murray evocaba de sus primeros
días con Lendl, como una búsqueda de reconocimiento de quien ya logró todo:
"Me pasaba antes, cuando venían a ver mis partidos. Ahora es diferente, no
me estreso bajo esa necesidad de impresionar. Igual es muy especial cuando
peloteo con Stefan porque en cierto punto no puedo creer el estar jugando con
mi héroe de la infancia. Es algo que no se va a borrar nunca".
Choque
de generaciones
Belinda
Bencic y Ana Konjuh fueron dos de las novedades que trajo este Abierto de
Australia 2014. Ambas de apenas 16 años y con grandes resultados en el circuito
junior, vivieron su primera experiencia en Grand Slams. Y hubo una protagonista
top que pudo testear en primer plano a ambas promesas de la WTA: Na Li. La china,
finalista en 2013, venció a Konjuh en el debut y a Bencic en segunda ronda
(luego de que esta superara a Kimiko Date Krumm en un duelo con 27 años de
diferencia). Y tras el doble desafío, la asiática ensayó un análisis
comparativo:
"Fue
difícil enfrentarlas porque no sabía cómo jugaban. Traté de ver algunas cosas
en YouTube, pero aun así hasta el peloteo previo desconocía cómo eran en
cancha. Ambas juegan muy bien, aunque son diferentes. Ana tiene un saque
fuertísimo y un muy buen juego de base. Es más agresiva. Con experiencia va a
ser una gran jugadora. Y Belinda hace todo exactamente igual que Martina
Hingis. Busca más el control y usa la propia fuerza de tus tiros".
Para
la suiza, la comparación no es nueva. Y tampoco algo fuera de programa. Después
de todo, en su preparación suele colaborar la propia madre de Hingis, Melanie
Moiltor: "Así que tampoco hay mucha alternativa", redondeó Bencic.
Murray,
las rachas y la exhibición que no será
Andy
Murray llevaba su duelo de tercera ronda con excesiva comodidad. 6-2, 6-2 y una
notoria diferencia en el juego. Pero de pronto, Vincent Millot, el clasificado
con peor ranking (267), "de la nada empezó a jugar increíblemente",
según palabras del propio escocés, y llegó a ponerse 5-1, con chance incluso de
set point. Pero el británico puso el pie en el acelerador y ganó 23 puntos de
manera consecutiva para borrar cualquier pozo en el partido.
"Fue
una buena manera de terminar el juego. Diría que es la mayor racha de puntos
que gané en toda mi carrera. Ni sé bién cómo lo hice. Y no me di cuenta hasta
que saqué para partido. Recién con el 6-5 alguien me gritó que iba por el 19 y
ahí tomé conciencia. Hasta entonces ni me había percatado".
Otra
estadística que le hicieron notar al escocés tuvo que ver con su historial ante
jugadores zurdos, que, tras las victorias ante Millot y Feliciano López, ahora
escala a 52-16 (47-3 sacando a Rafael Nadal), porcentaje superior al que por
ejemplo presentan Novak Djokovic y Roger Federer: "El hecho de que mi
hermano sea zurdo me ayudó mucho. Crecí practicando contra él, aprendiendo a
recibir su saque. De todas maneras sigue teniendo su maña".
En
otro contexto, a Murray le consultaron por una potencial exhibición con las
leyendas que hoy ofician de entrenadores en el circuito y sus flamantes
pupilos. Y el escocés estuvo rápido: "¿Un torneo de dobles? Creo que
ganaríamos Ivan y yo. No sabría decir por qué, pero es una pregunta totalmente
hipotética y nunca lo vamos a comprobar, así que nos candidateo a
nosotros". Aunque advirtió: "Con Ivan peloteamos mucho en las
prácticas y está en buena forma. Aún tiene sus tiros. Todos estos muchachos los
tienen. El problema no pasa por ahí, sino por la movilidad".
La
jornada de trabajo que duró seis puntos
No
siempre es simple juzgar cuando no se está en esa situación. Pero lo cierto es
que lo políticamente correcto sea otra actitud. En la primera ronda, Polona
Hercog caía 1-0 ante Alize Cornet y estaba 15-15, cuando decidió abandonar la
competencia.
Esto,
claro, generó sospechas. ¿Hercog ingresó a la cancha en condiciones? ¿Debía
haber dejado su lugar para que una perdedora afortunada tenga su chance dando
lo mejor de sí? En definitiva, la eslovena, 66ª WTA, ganó apenas dos puntos en
un puñado de minutos y dijo adiós, suficiente para embolsar 30 mil dólares
australianos.
"No
sé exactamente lo que tiene, no puedo juzgar", decía Cornet en conferencia
de prensa, algo sorprendida. "Pero pensé en Claire (Feuerstein, otra
francesa) de inmediato porque era la lucky loser Nº 1. Puedo entender que esté
súper decepcionada. Quería golpear su cabeza contra la pared cuando vio que mi
oponente había jugado seis puntos", analizó.
Ya
pensando en su futuro en el torneo, evitando los 36º C que ya se vivían por la
mañana, comentaba: "Es bueno no jugar con este calor, me ahorra un poco
para la siguiente ronda. "Es la primera vez que me pasa en mi carrera. Es
un poco de suerte. Espero que me ayude a llegar lejos en el torneo".
En
definitiva, ya por el solo hecho de estar entre las 70 mejores, la eslovena se
había ganado el derecho al estar en el torneo. ¿Por qué sacarle el lugar? El
debate quedó abierto.
El
profe Boris
Después
de la sorpresa que causó en el planeta tenis la inclusión de Boris Becker a su
cuerpo de entrenadores, Novak Djokovic contó algunas intimidades de las
primeras semanas de trabajo y marcó un amplio terreno para mejorar en conjunto:
"Nos entendimos en seguida. Ahora estamos tratando de conocernos lo máximo
posible, pero todo va en la dirección correcta".
"Boris
obviamente tiene esa disciplina alemana y la determinación de hacer todo de la
manera correcta. Pero al mismo tiempo es un tipo divertido, un contador de
historias. Así que nos llevamos muy bien", describió Nole. Y, recordando
su condición de políglota, contó: "Por ahora la comunicación es mitad
inglés, mitad alemán. Cuando nos ponemos serios, hablamos inglés. Mi
conocimiento del alemán todavía no está al nivel de una charla seria. Pero yo
le pedí que me hable en su idioma todo lo que pueda, así lo practico. Lo
aprendí en la escuela y solía hablarlo mucho de chico".
Lo
que aún se cuenta en el debe es compartir cancha: "Todavía no jugamos. Me
dan muchas muchas ganas de que se sume en alguna práctica, pero está con
algunos problemas en los tobillos, se operó hace poco". "Igual yo ya
estuve viendo algunos videos, tratando de analizar su juego", sonrió el
serbio, que enseguida agregó: "En su época la construcción del punto era
diferente. Todo era más rápido. Mucho más saque y volea. Hoy hay más fondo de
cancha, largos rallies. Pero siento que él me puede ayudar a combinar esas
cosas de su juego que hoy ya no se estilan".
Además,
y volviendo sobre el efecto sorpresa que motivó su llegada, enfatizó:
"Todo cambio es un potencial riesgo. Pero no me gusta pensarlo desde esa
perspectiva. Boris es uno de los grandes nombres de nuestro deporte y le tengo
el mayor de los respetos. No puedo predecir nada, pero creemos que el trabajo
duro paga. Así ha sido hasta aquí. Y estoy muy entusiasmado de todo lo que
pueda venir con esta colaboración".
Un
círculo que se cierra y otra lucha que se abre
Un
año atrás, Ross Hutchins iniciaba sus sesiones de quimioterapia contra la
Enfermedad de Hodgkin, un tipo de cáncer que afecta el sistema linfático y que
le habían diagnósticado algunas semanas atrás. Hoy, el inglés está de nuevo en
acción y, lo más importante: sano. De vuelta a la par de Colin Fleming, el
británico retomó la actividad esta temporada y en Australia logró su primera
victoria de 2014.
"Es
espectacular estar aquí de nuevo; volver a ver tanta gente que me conoce desde
los 15 años, que me apoyó inmensamente con todo lo que viví. El "qué lindo
tenerte de vuelta" ya significa mucho para mí. Porque yo realmente extrañé
el circuito, jugar con Colin, o simplemente pasar el rato con mis
colegas", enmarcó Hutchins en Melbourne, donde acotó: "Físicamente me
siento mejor que en los últimos seis o siete años. Ningún tipo de cansancio o
fatiga. Ni siquiera por el calor".
Uniendo
ambas cuestiones, y sin dejar de valorar todo el cariño recibido, el inglés
reorientó la batalla simbólica: "No quiero que sientan lástima por mí. Por
ejemplo, en Brisbane, que perdimos con Chardy/Dimitrov y luego Jeremy le decía
a su entrenador que se sentía mal por haberme vencido. No tiene que ser así.
Soy un jugador y quiero ser tratado como tal".
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